El “Cortao”, con la navaja rozando el
cuello de la muchacha y apestando a
sudor, sobaba sus pechos y la susurraba
indecencias a la oreja, mientras se la lamía.
La chica, aterrorizada trazaba planes de
huida mientras escalofríos de asco la recorrían todo el cuerpo.
Eso solo les pasa a otras, no a niñas bien
con vidas tranquilas y regulares que vuelven a casa pronto.
Estaba perdida, rezó para un milagro, que
sabía que no llegaría, porque él ya la pellizcaba los pezones, que erectos por
el frío y el miedo, el interpretaba como signos de excitación y sentía el
miembro a punto de reventar.
-
¡Cerdo,
suéltala!
Ella rezó para el milagro. El Cortao la
empujó fuertemente contra la pared, la hizo daño, imposible escabullirse.
Él Cortao miró a su adversario midiéndolo y vio a un pijo - mierda que no
tenía ni media ostia.
-
Vete
o te rajo.
El pijo sacó una pistola. El Cortaó, leyó sus ojos y salió corriendo.
-
¿Estas
bien?
Ella ya no pudo dominarse, y temblaba
entre sollozos sin poder parar. Se abrazó a él agradecida. Olía bien.
El chico se portó de maravilla. La
acompañó a comisaría. La pistola era de juguete. Luego la acompañó hasta su
casa, y la ayudó a explicárselo a sus padres, se preocupó de que todo estuviese
bien, la llamaba con frecuencia. Y sus padres agradecidos, organizaron una cena
en honor del héroe que había salvado a su única hija.
Ella se enamoró de él, un chico tan fino,
tan valiente, tan guapo, su salvador. ¿Quién no lo haría?.
Se casaron y él pasó a controlar las
empresas familiares.
La calle estaba desierta, había llovido
y Roberto se subió el cuello del abrigo.
Se le cayeron las llaves al abrir el coche. Las recogió del suelo. Al
incorporarse se topó cara a cara con el Cortaó.
-
Joder,
Cortao, macho, que susto me has dado.
-
¿Qué
pasa, es lo único que se te ocurre decir a un amigo?.
Se metieron en el Mercedes del Pijo, como lo llamaban en el barrio.
Compartieron un porrito, entre calada y calada, el Pijo le dio la cantidad
acordada y algo más.
- Ya sabía yo que cumplirías. Enhorabuena
por el casorio. Que lo disfrutes. Tu mujer tiene buenas tetas. ¡Si señor!
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