jueves, 25 de abril de 2013

Ausencia sexo y olvido

     
AUSENCIA SEXO Y OLVIDO

 

     El traqueteo del vagón me va llevando suavemente de camino de vuelta a casa. Aun no hace una hora, nuestros cuerpos, brillando en sudor, se enlazaban y gemían. Yo estoy enamorada, él no. Él me llama cuando quiere. Yo espero.

 

     Llevo su olor en la piel, metido en mis fosas nasales y ya me empieza a doler en el cuerpo el tacto ausente de sus dedos en mi piel.

 

     No puedo, sobre todo no quiero cortar el lazo que me ata. Con nadie he sentido tal convulsión del deseo con solo un roce casual de nuestra piel.

 

   La vez anterior cometí un error, se lo dije, le dije que le amaba y el me contestó que era imposible, apenas nos conocemos, uno solo se enamora de quien conoce.

Cuan equivocado está, además me parece conocerle, incluso mucho mejor de lo que él se conoce a si mismo. Él no lo sabe, pero soy lo que necesita, y él es mi pasión.

 

     Un hombre muy atractivo lleva ya un rato sin apartar de mi su mirada, no es el único, es algo que me suele pasar.

 

     El  no es el único hombre con el que me acuesto, pero es el único al que amo.  Soy realista, no puedo hacer vida de castidad mientras el decide que no quiere pasar conmigo si no estos breves momentos de sexo y pasión, tan espaciados en el tiempo. Y entre medias duele. Duele su ausencia.

 

      Aún no llevo ni media hora alejada y mi sexo y mi corazón le llaman, ambos con la urgencia de la necesidad de llenar el vacío que me deja su ausencia.  El hombre sigue mirándome con insistencia, quizá otro día, hoy el hambre que tengo no me lo puede saciar.

 

      Aún y así,  sonrío al hombre que me mira, y eso le da pie para sentarse conmigo, inicia una conversación.

    Ante un café me pide el teléfono. Yo prefiero que me de el suyo.

     Hoy le echo de menos más que nunca. Pero no me llama, ya hace más de una semana del último encuentro, justo después conocí a aquel hombre. Bien una cita me ayudará a mitigar mi desazón.

 

    Hombre guapo, conversación inteligente, sexo más que satisfactorio, casi ni me acuerdo del otro, será como las otras veces, los otros hombres. Ilusiones pasajeras, un par de meses, dos veces en semana, hasta que él o yo, alguno de los dos, se canse, o quiera algo más de mí. Luego otro número en la agenda, alguien a quien recurrir cuando el desamor amenaza con aplastarme. No han sido más que dos meses esta vez antes que el hombre me diga que me ama, yo le contesto que es imposible, apenas nos conocemos, uno solo se enamora de quien conoce, que mi corazón está ocupado

 

     Tres meses, me atenaza su recuerdo pero sigue sin llamarme, recurro a otro número de mi agenda, sin problemas. Otra noche librándome de su ausencia otra noche de sexo y olvido.